El otro día estuve dando una charla fotográfica en una asociación de un pueblo de Madrid. Hablamos de muchas cosas, pero lo que más interesó fue el tema del revelado, cómo sacar a la luz lo que has captado con la cámara.
La fotografía no sale directamente de la cámara. No conozco a nadie que consiga hacer una fotografía con su flamante cámara y que directamente la envíe a imprimir sin pasar previamente por un revelado. Es el mito de la fotografía purista, esa que aboga por la no intervención de las máquinas y la pureza del fotógrafo que no necesita ayuda alguna para hacer lo que enseña.
Parece que en muchos círculos la fotografía gana valor la idea de la no intervención más allá de la medición de la luz, el encuadre y el momento justo en el que el fotógrafo decide disparar su cámara. En algunos casos se podría decir que quieren creer en aquel fantástico lema de Kodak:
Usted apriete el botón que nosotros hacemos el resto.Algo que desde luego es muy relativo.
La interpretación de la cámara
Una fotografía es el resultado de muchas cosas. Sin el fotógrafo no es posible. No existen las cámaras inteligentes que miren de la misma forma que uno experimentado. Y no, como cuentan los cuñados, el fotomatón no cuenta.
El fotógrafo elige la cámara con la que quiere trabajar. No es más que su herramienta. Es el pincel del pintor o el teclado del escritor. Es evidente que con un modelo tendrá más calidad técnica que con otro. Incluso podrá cambiar su forma de enfrentarse al disparo. No es lo mismo una compacta, que una réflex o una de formato medio.
Fotografía tal cual sale de la cámara |
Aún así muchos siguen con la misma idea. La imagen que sale de la cámara es inviolable y como tal tiene que quedar. Y te lo dicen mirándote fijamente a los ojos mientras te enseñan el RAW. Señores, aquí tenemos un problema de matices que conviene aclarar para evitar malentendidos que no llevan a ningún lugar.
La cámara interpreta siempre la información que le llega al sensor a partir de la configuración de la misma. Muchas veces nos quedamos con los ajustes de fábrica. Pero si has comprado esa cámara es porque te gusta su calidad de imagen, la interpretación del color por parte del sensor, el trabajo del procesador... Y si entras en los menús la historia cambia mucho más.
Aquí es donde puedes elegir cómo quieres ver tu fotografía en la pantalla LCD de tu cámara. Porque lo que ves es la interpretación jpeg, nunca el RAW que querrías ver... Por este motivo el brillo, contraste, saturación que tú crees que estás sacando lo tendrías que ajustar posteriormente en el ordenador...
La interpretación del ordenador
Ahora toca otro campo. Siempre estamos interpretando, revelando, nuestras fotografías. Y nunca podemos decir que salen tal cual las hemos hecho en la cámara. Es cuestión de matices, pero conviene tenerlos claros.
Los fotógrafos siempre hemos tenido inclinaciones por una cosa u otra. En los tiempos pasados siempre que podía disparaba con Velvia por sus colores saturados y con la TriX por su contraste en blanco y negro.
Cómo ve Adobe Lightroom la fotografía |
El motor de revelado es distinto. Y por este motivo cada vez nos alejamos más de lo que nos decía Kodak en un principio. Todo depende de los pasos que demos hasta la copia final. Quizás muchos se refieran a que no se sacan conejos de la chistera y se inventan colores en la fotografía con la ayuda del ordenador, o que no hacen de una escena primaveral puro invierno gracias a un plugin.
No existe la fotografía pura como tal. Siempre hay una interpretación y una serie de pasos que impiden. Yo creo en la fotografía tal cual sale de la cámara, pero reconozco todos los matices que he contado a lo largo del artículo. Y sobre todo soy consciente de la necesidad del revelado.
El revelado final |
Todo archivo necesita ajustes para acercarse a lo que vimos: dos o tres capas de ajuste previo a un buen trabajo en un editor de RAW. No sé si esta forma de trabajar puede ser considerada purista... ¿vosotros qué pensáis?
Lo siento pero discrepo, si disparas en raw y configuras lo que en nikon llamamos un control de imagen, en fuji no sé el nombre, al revelar con el software nativo (capture nxd) tengo una imagen que casi coincide con el jpeg que mostraba la cámara en el lcd. Aunque después siempre pueda hacer algún ajuste local, hay mucho mito sobre el revelado que se traduce en intentar vender en masa un producto, que el software para revelar el raw. Si yo tuviera una fuji, utilizaria el software nativo para revelar, y el lightroom para poco más que clasificar o catalogar. Es una pena ver como las imágenes se estropean en lightroom, para perder luego el tiempo en obtener algo decente. Es solo mi opinión.
ResponderEliminarUn saludo
Me parece "correctísimo" todo lo aquí escrito. Cada vez que alguien se vanagloria de que esa foto que te enseña está "tal cual", "sin retoque alguno" me río por dentro y pienso en lo equivocado que está. Todos deberían leer este corto, pero intenso, artículo. Gracias Javier
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con usted. Fotógrafo es quien "hace" fotografías; no quien dispara el obturador virtual de un teléfono digital 120 veces por segundo en la confianza de que un 0'5% de sus fotos quedarán "bonitas" lo que, por supuesto, no implica que sean geniales.
ResponderEliminarComprendo que desde su origen, dada su técnica, la fotografía es básicamente descriptiva. Pero ¿dónde estaría el arte si no hubiese una interpretación de la realidad por parte del fotógrafo?.
Para los puristas cabe decir que ya la propia cámara, que no es más que un medio, interpreta la realidad objetiva y, por tanto, la modifica. A ello hay que añadir que cada persona percibe esa realidad de una forma diferente y esa percepción provoca en ella sentimientos igualmente distintos y, así como en palabras de Unamuno cada Juan son tres juanes (el Juan que realmente es Juan, el Juan que los demás creen que es Juan y el Juan que Juan cree ser) en esta materia un mismo hecho fotográfico tiene, y así debe ser, diferentes interpretaciones en función de los diferentes fotógrafos (hacedores de fotos) que lo contemplan.
Yo me considero un purista en el sentido de que rara vez quito nada en las escenas que fotografío (salvo algún que otro cable muy evidente), para eso está el encuadre y, eso sí, NUNCA añado algo que no estuviese. Pero en el revelado y procesado digital, como ya lo hacía con mi ampliadora en el cuarto de baño en que me encerraba a oscuras, siempre me ha gustado jugar con luces, sombras, contrastes etc. acentuando unos u otros en función de lo que yo siento en relación a la foto y quiero transmitir. Si eso es malo, lo siento, pero no me arrepiento de ello.
Un saludo y disculpe por la extensión.