Esto va a ser una confesión de la que me puedo arrepentir o no al cabo del tiempo. He pasado de mis Canon de formato completo a una Fuji XT1. Rememorando al cine, he dejado mis réflex al sol. Y os voy a contar la experiencia.
Siempre he sido de réflex. Desde que empecé a trabajar profesionalmente como fotógrafo, la cámara principal siempre ha sido Canon. En algunos casos trabajé con Nikon, pero siempre volvía a los objetivos con el anillo rojo.
El paso al formato completo fue deseado desde el principio de los tiempos digitales. De acuerdo, los sensores APSc ofrecen la misma profundidad de campo, pero las sensaciones y el control que tienes con los sensores más grandes no se puede sentir con los más pequeños. Me vi obligado a mejorar mis objetivos y con el paso del tiempo conseguí hacerme con un equipo completo, que evidentemente no me ha hecho mejor fotógrafo, pero sí me ha ayudado a tener más calidad técnica, sobre todo en escenas con poca luz.
Pero los años no pasan en balde, y mi querida full frame ya tiene varios miles de disparos encima, lejos del tope, pero sobrepasando la mitad de su vida útil según Canon. Sigue siendo una cámara inolvidable que me seguirá dando momentos únicos, pero por culpa del avance digital, parece que ya está demasiado mayor. Y en verdad os digo que ya me ha dado algún que otro susto, mínimo, insignificante, pero que ya da qué pensar.
Y por eso tengo ahora entre mis manos una flamante Fuji XT-1, por miedo a quedarme huérfano de cámara. Me ha costado dar el paso, pero después de tres semanas de conocimiento mutuo empezamos a hacernos el uno con el otro y tengo que reconocer que el paso del tiempo digital es mucho más rápido que el del común de los humanos. Es como Interstellar, como si vivieramos cerca de un agujero negro digital y los años fueran más rápidos.
Por ahora no me voy a detener en concienzudos análisis técnicos, que además podemos leer en este excelente artículo de Pablo Gil, pero sí me voy a detener en las diferencias entre una DSLR de toda la vida y una nueva EVIL, mirrorless, sin espejo o como quieran que se llamen.
Tamaño y peso
Este es el gran motivo por el que merece la pena el cambio. Si te duele la espalda, si no quieres llevar grandes pesos en tu cuello, si quieres ser más discreto, estas cámaras son tu salvación. Es verdad que son tan pequeñas que para los que estamos acostumbrados a los grandes monstruos se nos escapan de las manos, pero los diseños de toda la vida funcionan, y esto es algo que los diseñadores de las Fuji han sabido adapatar muy bien. No me quiero ni imaginar qué sensaciones tendría ya con las micro cuatro tercios...
Las formas me recuerdan ( y a todo el mundo) a las clásicas cámaras de los 70 y 80. Cuerpos pequeños, con aspecto espartano si no fuera por el número exagerado de botones y sin las exageradas curvas de los diseños de Colani.
Extrañamente mis manos se han adaptado perfectamente a sus formas y ya no necesito que mi mano derecha envuelva la curva de mis réflex. Es cómoda, desde luego, pero esa herencia del espacio para colocar el carrete ya no es necesaria. Eso sí, le he aclopado un pequeño accesorio, el MHG-XT, para tener un mejor agarre. A uno le cuesta perder sus viejos hábitos.
Visor electrónico
Aunque he probado muchos visores electrónicos de la última hornada, nunca había trabajado de forma profesional con ellos. El visor de la Fuji XT1 ha conseguido que no eche de menos el visor óptico de mi Canon y encima incorpora algo fundamental ya para mí, el histograma en directo. Es como si estuviera trabajando en live view pero con la cámara en el ojo. No os podeis imaginar lo cómodo que es.
Tenía reticencias a su uso en diferentes situaciones de luz. Exteriores, interiores, de noche, de día, con diferentes temperaturas de color... La llevé de segundo cuerpo a una boda y porque todavía no tengo triggers para ella, que si no hubiera guardado la Canon en la mochila para siempre.
Creo que también han adelantado definitivamente a los visores clásicos y desde mi punto de vista sólo son superados precisamente por el visor híbrido de la serie X100, perfectos para nostálgicos de mi calaña.
Rendimiento general
Pocas cosas nuevas puedo decir respecto a este tema. En este mismo blog hay varios artículos dedicados a las virtudes de la XT1. Pero tengo que decir que en el tema técnico no estoy echando de menos en absoluto al sensor de 24x36 de mi Canon.
Como siempre, con sensibilidades bajas el resultado es espectacular en ambas. Grave sería si no fuera así. El tema está en subir a 3200 ISO, la sensibilidad más alta que uso conscientemente. Y ahí las dos responden a las mil maravillas, una por ser un buen sensor full frame y otra por su tecnología más reciente.
Con el tema del enfoque no he tenido absolutamente ningún problema, quizás porque no trabajo con objetos que se muevan rápidamente, si acaso, alguna vez, con niñas que no paran de moverse. Y también porque la Canon no destaca por ser rápida enfocando.
Lo único que me falta es ahorrar un poco más para tener los objetivos que más me gustan para trabajar y para mis proyectos personales. Y por supuesto ser capaz de hacer mejores fotos, pero nunca echaré la culpa a mis cámaras. El cambio ya ha llegado. Y muchos estamos cayendo irremediablemente.
Si te ha gustado esta entrada quizás te interese esta otra entrada en la que Javier Damlow nos cuenta las razones para no dar el salto que el dió hace ya algunos años (y que dió origen a ese blog).
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