No necesitamos la mejor cámara del mercado

Nicaragua

 Llevo ya unos años escribiendo en las redes. Y en este tiempo he probado muchas cámaras, la mayoría de las que han salido al mercado. Algunas las he tenido unos minutos, muchas una semana y alguna unos meses. Y lo que he aprendido es que con cualquiera de ellas hago las mismas fotos.

Estoy harto de escuchar que con semejante cámara ya puedo hacer buenas fotos, típico comentario cuando me ven aparecer con mi vieja Canon EOS 5D Mark II y su 24-70 al uso. Seguro que muchos de los que leéis el blog tenéis mil historias similares que contar. Ya resulta hasta cansado decir que la foto la hace el fotógrafo, jamás la cámara, siempre y cuando no sea un fotomatón.


El avance tecnológico de las cámaras digitales en los últimos años ha sido espectacular. Todavía recuerdo una de mis primeras cámaras, aquella EOS 300D que fue la primera accesible al gran público y que compré con la ayuda de mi mujer con la idea de probar que era eso del mundo de los píxeles. Ha llovido mucho desde entonces. Hoy esa cámara sería considerada de juguete por muchos usuarios. Y aparece valorada en el puesto 231 en DXO. Y es mejor que muchas de las compactas actuales de la marca, como la G16.

Pues bien, apareció en 2003. Tenía un sensor CMOS de 6 Mp, la nueva montura EF-S y era puro plástico. Pero era una cámara. Tenía el objetivo conocido como el pisapapeles, ruido con 400 ISO... Pero yo seguía siendo el mismo que cuando llevaba mi flamante EOS 1.

Nicaragua

 Aquella cámara me acompañó durante mucho tiempo, en una época en la que la bonanza económica me permitía viajar mucho por motivos laborales por todo el mundo. No os podéis imaginar cómo aguantó en la República de Chad las tormentas de arena o en Nicaragua la humedad, por poner dos ejemplos extremos.

Hoy, viendo aquellas fotos pasadas, me reconozco como fotógrafo. Por si acaso llevaba decenas de carretes con el miedo en el cuerpo al pasar los arcos de las aduanas. No las tenía todas conmigo. Sin embargo, al llegar a casa me di cuenta de que era exactamente igual. Nada cambiaba pues detrás de la EOS 1 y de la EOS 300D estaba yo mismo.

¿Por qué compramos cámaras nuevas?

La respuesta es sencilla. Porque nos las meten por los ojos. El único motivo debería ser porque se estropea la que tenemos o porque necesitamos otra cosa, como una más ligera por recomendación del fisioterapeuta o porque no utilizamos la mitad de las cosas que tiene... muchos se emocionan cuando son padres primerizos y pronto dejan la flamante cámara olvidada en el fondo del armario.

Carlinhos Brown

Pero no es así. Sacan la CJK-3 y los dueños de la CJK-2 se sienten fatal y con ganas de vender la que tienen aunque pierdan dinero. Los motivos son desde que la nueva tiene ISOS más altos o que por fin tiene un WiFi plus tremendo. Y se embarcan en una nueva compra sin haber hecho más de 1000 disparos con la cámara antigua. Otra cosa es que nunca han utilizado ISOS altos por llevarla siempre en el trípode y que jamás hayan conectado el WiFi.

Ahora necesitamos cámaras nuevas con la excusa de que haremos mejores fotos. Y lo que necesitamos son cursos, ver más fotos y trabajar más con la cámara al hombro. Gastar suela con ella al hombro y fundir el obturador hasta que salten los muelles. Entonces sí que necesitaríamos una. Y lo más seguro que con una de segunda mano nos bastaría. Y es entonces cuando empezaríamos a hacer mejores disparos, más precisos, con menos necesidades. Lo malo es que este mensaje no vende.

Antes te comprabas una buena cámara y era para toda la vida. Hoy toca rascarse el bolsillo cada tres años y mucha gente hace eso. Comprar cámaras y no aprender. Tendrán la última tecnología pero con la técnica no basta para mejorar.

Todavía recuerdo a mi peor alumna. Hacía fotos malas, muy malas, realmente horribles. Ella lo achacaba todo a la cámara que tenía. Yo le recomendaba que saliera a hacer fotos, que viera exposiciones y que practicara mucho. Un día llegó con una de las caras Leicas digitales. Y lo primero que me dijo es que esperaba que yo le enseñara algo de verdad pues ya tenía la mejor del mercado. Cuando le dije que estaba equivocada y que le recomendaba devolverla se enfadó y no volvió hasta tres años después para preguntar si quería comprarle la cámara, que la tenía en el fondo del armario porque con el móvil le bastaba.

Es muy tentador comprar siempre la última tecnología, pero os aseguro que si queremos mejorar como fotógrafos lo único que hay que hacer es aprender. La cámara es sólo una herramienta. Y si tú sigues siendo igual...