Mucho más que fotografía

Fotografía ¿sólo congelar la realidad?

En este mismo blog hay multitud de entradas en las que aprender técnicas, acercarte a diversas disciplinas, elegir que equipo comprar o cual llevar a un viaje a un destino determinado. Incluso hay entradas que te orientan para difundir tu obra en la red o directamente crear tu blog de fotografía.

Generalmente una persona llega a querer saber más sobre esos temas por haber convertido la fotografía en un hobby muy importante en su vida (la cual muchas veces se trasforma en una mal entendida competición).

Sea como fuere, la realidad es que la fotografía tiene algo especial que engancha a muchas personas (esto es común a muchas otras actividades) pero además ofrece una experiencia enriquecedora y reparadora (esto no es tan habitual).

Desde que estoy metido en esto de la fotografía y más aún, desde que escribo en este blog, he tenido la suerte de conocer a muchas personas. De casi todas ellas he aprendido algo y a muchas de ellas las puedo considerar “amigos”. Pero quiero volver al aprendizaje al que me refería anteriormente. Éste aprendizaje no ha sido sólo a nivel fotográfico, el más importante es el que he toca el lado personal.

Entre todas las experiencias compartidas, hay una que se ha repetido en bastantes ocasiones con ligeras variaciones pero que en su esencia es la misma: la fotografía me ayudo, me salvó o me reinventó…. En definitiva, la fotografía es algo más que la fotografía en sí misma.

Por no ir más lejos, en su momento, a mí la fotografía me ayudo a sobrellevar una época no tan feliz. Mi caso no es ni de lejos el que pone en valor ese “algo” que la fotografía tiene. Pero he querido empezar por mí mismo ya que aún sin que mencione a nadie, algunas personas pueden sentirse nombradas en los ejemplos que voy a comentar a continuación para intentar argumentar mi reflexión.

En estos años me he encontrado con personas que reconocían felices que la fotografía les ayudó a superar una época depresiva, “a salir del negro” me decía hace un par de años una persona que acudió a uno de mis workshops.

Otros casos tienen un componente más dramático, en los que la fotografía les ayudó a poder llevar la falta de un ser querido. “…Cuando compré mi cámara volví a salir a la calle (…) llevaba casi dos años encerrado…” ¿no es maravilloso que esa persona encontrará un asidero que le ayudara a remontar, que no olvidar?

En muchas ocasiones me he encontrado con personas que ante una ruptura o separación han tomado la fotografía como salvavidas. Conozco algunos casos en los que personas maduras que creían que tras su ruptura estaban condenadas a la soledad (y no me refiero exclusivamente a la sentimental) consiguieron relacionarse creando nuevos círculos de amistades, algo fundamental en una situación en las que uno debe aprender a vivir de otra manera.

A veces, en momentos de debilidad en los que parece que el “lado oscuro” de la fotografía puede a todo lo bueno que ella tiene, pienso en todas las experiencias que he conocido, a esas sonrisas que adornaban el relato de superación o el bien que este “hobby” ha hecho a tantas personas… y eso teniendo en cuenta que no todo el mundo toca estos temas y que porsupuesto yo conozco sólo a un grano de arena de la playa de aficionados a la fotografía que existe. Tras pensar en todo esto, me reconcilio con esta disciplina, con su aparente simplicidad y con todo lo que ofrece mientras la dejamos que sea pura.

Gracias fotografía, de parte de todos los que te disfrutamos.