jueves, 21 de enero de 2016

Cómo hacer el desaturado selectivo



Muchos libros y blogs incluyen esta técnica, el desaturado selectivo, dentro de la sección de tutoriales. Pero hacer fotografías en blanco y negro con un toque de color creo que es una de las peores modas fotográfico-digitales de estos tiempos. Escribiré sobre esta técnica con el sueño de que una vez se sepa cómo se hace desaparezca de la faz de la tierra. Pero como siempre digo, para gustos colores... Aunque tengo mis razones para odiarlo.


Sólo he visto dos casos en los que esté bien empleada esta técnica, y creo que fueron los culpables de todo, en especial la segunda:

  • La ley de la calle es la historia del chico de la moto. Una de las mejores películas del gran Coppola fotografiada por Stephen H. Burum (Los intocables de Elliot Ness, Atrapado por su pasado) en blanco y negro. Sólo los peces de pelea aparecen en color cuando los mira un joven Mickey Rourke.
  • La mejor película de Steven Spielberg, La lista de Schindler, donde el truco visual de la increíble y triste historia de la niña del abrigo rojo tenía una intención y una fuerza impresionantes gracias al trabajo del director de fotografía Janusz Kaminski (Salvar al soldado Ryan, Munich, La escafandra y la mariposa).

Desde entonces todo derivo en taxis amarillos atravesando un Nueva York en blanco y negro; autobuses rojos con el Big Ben de fondo monocromático y lo peor de todo, los coloridos ramos de flores con los novios apagados detrás.

Realmente no tiene ningún sentido. Es la forma más sencilla de hacer destacar algo en una imagen por el contraste entre el color y la escala de grises. Pero si no tiene una justificación se queda en un ejercicio de preciosismo, en un engaño visual que aburre después de la primera impresión. Es una forma banal de composición con la que se intenta salvar fotografías manidas o tópicas. Y no deja de ser una moda como el cóctel de gambas en fiestas familiares, las camisas de leñadores en la ciudad o los gorros de lana en pleno verano.

Desaturado selectivo


Es muy sencillo hacerlo (hay muchas maneras, pero voy a describir la más sencilla). Sólo es necesario tener un programa de edición que permita trabajar con capas. Para explicarlo, voy a utilizar Adobe Photoshop CC. Veamos, paso por paso, cómo se puede lograr el horror (¿se me nota mucho que no me gusta nada?):
  1. Buscamos una víctima, digo una fotografía que sirva para nuestro oscuro propósito. Para no dedicarle mucho tiempo (no lo merece), hay que evitar fotos con fondos complicados. Y por supuesto en color.
  2. Como siempre, revelamos la fotografía en Adobe Camera RAW para intentar conseguir la máxima calidad. Si venimos de Lightroom, nos resultará además más sencillo. También podemos abrir la fotografía directamente en Photoshop, pero aunque no nos guste lo que hacemos, hay que hacer bien las cosas.
  3. Creamos una capa de ajuste de blanco y negro en Capa>Nueva capa de ajuste>Blanco y negro. Ajustamos los valores de esta capa a nuestro gusto.
  4.  Y ahora viene el mejunje: pintamos con la herramienta Pincel (B) en negro, en la máscara de capa, con el Tamaño y la Dureza adecuados, encima del sujeto u objeto que queramos en color. Con un poco de paciencia lograremos el defecto, digo efecto soñado. 

Ahora mismo, gracias a Instagram, está multiplicándose como un mal virus. Incluso existen app dedicadas a este menester. Y es también muy fácil hacerlo con Adobe Lightroom con la pestaña HSL, o incluso en el mismo Adobe Camera RAW, aunque en estos casos estaríamos mucho más limitados. 


No tiene mayor complicación (si queremos podemos complicarnos con selecciones varias, por ejemplo). Dejando de lado mi aversión hacia esta moda, espero que pasajera, creo, aunque lo veo difícil (por la técnica no por vosotros), que muchos podréis hacer maravillas y conseguir que este esperpento, que hasta se vende en grandes almacenes del hogar, se convierta en algo respetable.

3 comentarios:

  1. Como seguidor que soy de su blog, permítame decirle que no hay peor enemigo del arte que los dogmatismos. Y, su artículo, es de lo más dogmático que he leído últimamente.

    Yo lo situaría al mismo nivel de esas teorías que afirman que no hay más arte fotográfico que el blanco —¿acaso nuestro cerebro no ve en color?— y negro o que no hay más armonía en la composición que la sujeta a la proporción áurea, la regla de los tercios o la secuencia de Fibonacci, cuando en realidad hay estudios psicológicos, basados en la estadística, que demuestran que todo esto es muy relativo.

    La desaturación selectiva es un recurso más en manos del fotógrafo a la hora de transmitir aquello que él y nada más que él considera importante, adecuado, y artístico. Dogmatizar para negarle al fotógrafo este recurso equivale a intentar castrar su expresión artística. Es el fotógrafo quien, libremente y en cada caso, debe valorar la utilización de esta o cualquier otra técnica y, por supuesto, su público será quien después valorará si acertó o fracasó en el intento.

    Estoy de acuerdo en que el abuso del desaturado selectivo llega a cansar; pero no más que el abuso del HDR, con esos colores exacerbados y esos cielos increíbles por inexistentes que algunos nos presentan. Pero, en su justa medida, cuando la ocasión lo requiere, cumple perfectamente una función artística y de comunicación.

    Disculpe la extensión y la molestia y reciba mis saludos,

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    Respuestas
    1. Hola Miguel, agradecerte tu comentario y decirte que no hay nada que disculpar, en mi blog todas las opiniones son válidas mientras no falten al respeto y sean expuestas con educación.

      Aunque yo no soy el autor del artículo, lo es Fernando Sanchez como podras ver en la firma del mismo.

      Yo creo que en realidad el resumen del artículo (como yo lo interpreto...) es que es un recurso muy delicado y que debes aplicar muy fino para que funcione. Esta opinión la expresa con su toque de humor, exagerando y llevando al absurdo algunas afirmaciones. Al final este blog, el mio, busca enseñar y divertir. Y por eso Fernando escribe en él con total libertad y con todo su buen humor.

      PD: a mi también es un recurso que pocas veces he visto bien utilizado... es como las hombreras de los 80, la primera vez llaman la atención... después me cansan... ;-)

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  2. Buenas...
    En ningún momento he intentado ser dogmático. Es algo que no me gusta nada. Esa gente que dice lo que le gusta o no y trata de imponer su visión cuando alguien dice lo contrario a lo que ellos piensan... Uf
    En el artículo sólo pretendo ser crítico (con cierta sorna e ironía) y decir por qué no me gusta semejante técnica.
    A pesar de todo, enseño cómo hacerla de la forma más sencilla y señalo dos momentos en los que me parece que se utilizó magistralmente, como es La lista de Schindler o en La ley de la calle. Y como señalo justo al final:
    "Dejando de lado mi aversión hacia esta moda, espero que pasajera, creo, aunque lo veo difícil (por la técnica no por vosotros), que muchos podréis hacer maravillas y conseguir que este esperpento, que hasta se vende en grandes almacenes del hogar, se convierta en algo respetable."
    Muchas gracias por comentar

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