Hace unos días reconocía que tengo un problema en ver el
teléfono como una cámara. No tanto por la calidad de las fotos que puedas
tomar, que empiezan a ser similares a las de una compacta, si no por el propio
concepto.
Supongo que como la naturaleza tiende a equilibrar todo,
existen personas que estan justo en el extremo opuesto. Padecen de lo que muchos
llaman el mal de Instagram que en definitiva es un enganche a esta red
fotográfica que se beneficia del hecho de tener un móvil en la mano.
En este artículo no pretendo valorar la afición a
Instagram como tal, que a mi
personalmente no es una plataforma que me atraiga, no por nada en concreto sino
que simplemente no me llama. Tengo una cuenta que abrí hace un par de meses y
que he utilizado para documentar en vivo algunas salidas fotográficas. No
descarto volver a utilizarla para tal fin pero no me veo con una actividad
regular y constante como si tengo en twitter (@fujixperience).
Compartiendo en tiempo real las salidas fotográficas gracias a Instagram
Para muchos fotógrafos Instagram no goza de mucho cariño. A
mí me es indiferente. Lo que aprecio es
el daño que están haciendo esos filtros que por defecto se ofrecen en esta
aplicación. Con ella la edición de una foto es automática. A mi alguno de ellos
me gusta y sinceramente creo que dan un plus a muchas de las fotos que se ven
en ese canal. Pero precisamente esa facilidad esta haciendo que proliferen
fotos cuyo acabado es exactamente igual, no sólo en el propio Instagram sino
fuera de él. Y es ahí donde veo el peligro.
La proliferación de esas ediciones
por medio de “añadidos” a Ligthroom o PS, hacen que el resultado resultón y
rápido en tus fotos te aleje de trabajar las mismas por lo que no comprenderás “las
razones” por las que funciona, editas o descartar una fotografía. Esto alimenta
un catálogo de fotos planas, que parecen estar sacadas de un catálogo y sin
personalidad. Si tu aspiración es que tu fotografía sea identificable por un
estilo concreto, el síndrome Instagram es justo lo contrario que
necesitas.
El arte y la estandarización
son conceptos antagónicos y para el fotográfo la fotografía es arte.
Que buen tema, no me había dado cuenta de ese efecto, ya que muchas veces uno lo encuentra atractivo, pero apaga la verdadera creatividad que llevamos dentro. Saludos
ResponderEliminarEn eefecto, todas las fotos parecen iguales
ResponderEliminarCaray amigo no podías ser mas directo que eso, este artículo me viene como anillo al dedo, a una conversación reciente que tuve con un colega sobre este mismo tema, le decía algo similar a esto, pero nunca con tanto discernimiento y dominio de la palabra.
ResponderEliminarTengo una cuenta de Instagram solo porque siempre me preguntan, porque no te sacas una? Ya la tengo, y ahora? Pues tengo solo una foto que hice con mi Olympus...
Así que ya sabes lo que pienso, no es malo, ni es bueno, si no todo lo contrario. Me apena ver amigos de este medio descargandose filtros al estilo Instagram, para usarlos en sus fotografías, es patético.
Ya lo hemos comentado h ce un raro en Facebook.... El problema es respecto al desarrollo de un estilo propio, ya que el proceso creativo de la edición se despersonaliza en pos de una estandarización que hace que todas las fotos tengan un acabado idéntico
ResponderEliminarMe parece que a los seguidores de Istagram eso de que sus fotos luzcan iguales no les preocupa para nada. Al final como que se han olvidado de qué va esto, de que es una red social, de que lo importante es compartir el tema, el lugar, el momento.. Me parece que si eres fotógrafo y te apasiona la fotografía lo otro no debe representar para un problema en lo absoluto. Al César lo que es del César!
ResponderEliminarMe parece muy interesante tu punto de vista. Muchas gracias por tu aportación, de verdad.
EliminarNo obstante, yo no estoy en contra de esta plataforma. Creo que es una forma increíble de que la gente tenga contacto con el mundo de la fotografía
ResponderEliminar